Llevaba tiempo sin escribir ni publicar nada, y muchos sabreis la razón.
He tenido que alargar mis vacaciones en España más de la cuenta y dejar de llamarlas vacaciones para referirme a ellas como convalecencia.
Aprovechando mi cumpleaños decidí que me ingresaran en el hospital, pues es bien conocida la fama del Doce de Octubre, un hospital marchoso y fiestero, el mejor sitio para tus cumpleaños bodas y bautizos.
Y ya que estaba decidí quedarme un tiempo más, que tienes cama y comida gratis (Lo de comida es un decir por que si estás en digestivo puedes olvidarte de los banquetes con los que colma el hospital a sus invitados) y si tienes suerte te operan de algo, ya que estás por allí.
Tonterías aparte, el cometido de este post es compartir con vosotros unos pocos dibujos que hice durante mi estancia en el hospital, ya que soy de mentalidad positiva, y considero que de cualquier cosa debes sacar algo bueno. Unos sacan valiosas lecciones, yo hago dibujitos cutres.
Este fue el primer dibujo, después de que me tuviesen unos pocos días sin comer. El hambre había mellado mi ánimo y mi capacidad de raciocinio probablemente. Me alimentaban con suero y tenía que ir con el pie de goteo a todos lados.
El pie de goteo dio su juego, y al poco tiempo estaba pensando en organizar un torneo de carreras con pie de goteo, pero las enfermeras me hicieron desistir de mi empresa, alegando que como se les muriese algún viejecito haciendo el cabra el siguiente era yo.Y, amigos, no es bueno enemistarse con una enfermera, especialmente cuando tu salud depende de sus atenciones.
Más tarde, hice estos otros dos dibujos, uno inspirado en la tercera edad española, y otro una oda a la cena que me pegué después de que me tuvieran sin comer durante un tiempo.
Y luego ya, en el aeropuerto y como final del viaje que me retuvo en tierra patria durante algo más de mes y medio, hice un dibujito en el que me retrato de espaldas, empujando un carrito de aeopuerto cargado con mis enseres y abandonando mi pais, para irme a mi otro pais.