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Volver a jugar al Fallout me ha confirmado una de las razones por las que los videojuegos siempre le sacan ventaja a la vida real. Y por lo tanto nos sugieren algunas implementaciones que sería interesante introducir si se crea otro sistema de vida.
Aquí podemos observar dos escenas, una inspirada en la idea que tengo del Fallout y otra basada en la idea que tengo de la vida real.
Ambas son básicamente muy parecidas, cambiando tan solo las circunstancias y, solo en cierta forma, el protagonista.
En Fallout
Y resulta que con tanta pamplina y tanta cháchara no te queda claro que es lo que hay que hacer, pero aquí se introduce lo que de verdad mola en un videojuego, y que molaría incluso más en la vida real.
La extrapolación de Objetivos!
Vas a un menú y te dicen exactamente qué es lo que se espera de ti:
Joder! Así sí!
Esto facilita mucho las cosas. Ahora estoy listo para ir y dejarme los cuernos intentando hacer todo lo que hay hacer, así muera quinientas veces y gaste toda la munición!
El borracho recibe lo que quiere, pero no porque me lo haya explicado bien, si por él fuese me iría directamente a por los Johnsonitas para matarles a todos, luego iría a matar a Jackson, de camino liquidaría a John Johnson y luego pensaría profundamente en por qué me ha hablado de su familia de Arizona, y como puedo matarlos.
Porque no nos engañemos, en el Fallout cuando no sabes qué hacer para cumplir una misión, lo primero que piensas es en matar al que se te ponga en medio, y la mayoría de las veces será lo correcto.
Y entonces tenemos la segunda situación prometida, inspirada en la vida real, o al menos en lo que se ajusta a mi visión de la vida real:
En La Vida Real
La situación es la misma, no tienes ni la mínima idea de por donde empezar, pero aquí no cuentas con una extrapolación de objetivos tan directa como la del videojuego, y corre de tu cuenta elegir cuales son los criterios que has de emplear para amoldarte a los gustos del cliente.
De todas formas si se tuviese acceso a la dichosa lista de objetivos podría ser algo así:
Pero en general es imposible dar con una lista de objetivos tan escrupulosamente exacta, así que pasarás dos semanas moviendo elementos de aquí para allá, y recibiendo nuevos comentarios, que se harán más confusos con el tiempo puesto que el cliente considera que no entiendes lo que quiere y empieza a probar nuevas formas de comunicación creativa, desde hacerte esquemas a boli sobre tus carteles a intentar hacer collages con sus ideas.
El resultado puede variar, pero como denominador común siempre se obtiene un resultado caótico y poco definido que no acaba de satisfacer ni a cliente ni a diseñador.
El ambiente del diseño es mi ejemplo, pero os animo a que intentéis extrapolar objetivos de las tareas que os surjan en vuestros campos profesionales, y me digáis si no sería condenadamente más fácil si nos allanasen un poco más las cosas.
Aunque en eso radica el reto de la vida ¿o no?