martes, 8 de febrero de 2011

Un zumo de naranja!

No sé por qué, de repente me apetece zumo de naranja recién exprimido.

Me gusta cuando tiene pulpa la justa y con azúcar suficiente para que esté dulce pero que se me guiñe un ojo de lo ácido.
A veces lo rebajo con un poco de agua, lo cual es arriesgado por que si le pones mucha, entonces se te queda aguado (sorprendente).

Lo mejor es que si te concentras mucho puedes sentir las vitaminas* revitalizando tu cuerpecillo en su recorrido imaginario por tu organismo.
*Que son las que se van si no te lo bebes pronto.

martes, 1 de febrero de 2011

Dibujo y reflexión


"Pegas como un ganchito con sabor a queso"

En las esquinas oscuras de los cuadernos es donde ocurren las cosas interesantes.

Atención, reflexión inconexa ahead.



Hoy comprando un sandwich en una famosa cadena de comida rápida me he dado cuenta de las diferencias entre un simple empleado raso y un manager de campo.

Los empleados rasos siempre actúan más delicadamente y pensando en cada ingrediente que ponen en el sandwich, la cantidad y la disposición (que probablemente haya sido establecida de antemano en el "Manual del sandwich rentable") y en general tardan más. Es un tiempo que no se compensa con el resultado en la mayoría de los casos, pero sin embargo hay posibilidad de que se exceda en la cantidad de cada cosa, ya que es un individuo que por su posición tiende a ser más sensitivo a sus propios estados de ánimo y esto suele reflejarse en su trabajo.

Sin embargo los Managers de campo son máquinas que se han exigido y mejorado hasta hacer que el sandwich making sea su segunda naturaleza. Se desenvuelven entre panes con envidiable soltura hasta el punto que juraría haber oido algún que otro suspiro de satisfacción proveniente de los panecillos. No se molestan en calcular minuciosamente la cantidad y disposición de los elementos pues sería ridículo pensar que puedan equivocarse. El resultado es una magnífica representación en tres actos (entremesum, ingredientum y salsata) que saca lo mejor de los sandwiches, con una precisión forjada en la experiencia y una notable falta de emoción o sentimientos.

Mis conclusiones me dejan con la idea de que es curioso ver como cualquier trabajo se puede convertir en profesión.